Historia del agua
El agua es un elemento esencial de la vida. En esta perspectiva, que hay que dimensionar el horizonte de los conquistadores del desierto de nuestra región, estimado como el más duro e inhóspito del mundo.
En nuestra experiencia, fue el hombre que ante la disyuntiva de permanecer o abandonar las riquezas del suelo, buscó con avidez e inteligencia la forma de saciar la sed.
El mítico Chango López al instalarse con su familia para formar su hogar, resolvió el problema, primero explorando y después realizando continuos viajes a Cerro Moreno, por tierra y por mar, logrando el agua necesaria para proporcionarles la bebida a su gente y su pequeño grupo de trabajadores.
El descubrimiento del Caliche en Pampa Central por la expedición de José Santos Ossa y la instalación de la primera industria, planteó el desafío de obtener agua para las personas, animales y máquinas. El esfuerzo de Chango López, contratado por Ossa para acarrear agua de Cerro Moreno, no satisfacía las necesidades de lo que ya se asomaba como ciudad. Además, ese abastecimiento no era el adecuado por la sal que contenía. Fueron tiempos en que los vecinos esperaban ansiosos el arribo de un barco que les permitía obtener algunos litros de agua dulce.
En esta circunstancia hubo la necesidad de traerla desde Copiapó: barcos cisternas abastecieron de agua a la población.
A seis años de la llegada de Juan López, la empresa salitrera decidió construir una planta desaladora de agua de mar. Fue la primera de un total de 10 que se instalaron en la costa, a medida que aumentaba la población se llegó a producir un total de 400 metros cúbicos diarios.
Así como fue pintoresco que en pleno sigo XX, las casas de la ciudad lucieran en sus techos tambores para almacenar el agua debido a su escasez, el funcionamiento de las resacadoras hizo característico la presencia de "aguadores" que la transportaban el agua en carretas, en toneles rodantes arrastrados por burros o simplemente en vasijas de latón conducidas a mano.
En 1889 el periódico "The Times" de Londres, anunciaba la suscripción de acciones con el objeto de adquirir de la Cía. De Huanchaca, las concesiones otorgadas por Bolivia y Chile para construir y aperar ferrocarriles desde el puerto de Antofagasta hasta Huanchaca en el altiplano... "incluyendo el privilegio de establecer obras de agua potable para la previsión del ferrocarril y el distrito que sirve, incluyendo Antofagasta".
Tres años después de estas transacciones bursátiles, en 1892 y ante un expectante público instalado en la Plaza Colón, un chorro de agua dulce y cristalina, anunciaba la llegada del agua por cañerías tendidas desde el interior, en una distancia de 340 kilómetros. Con este evento el desierto seco huyó en retirada y se consolidó la existencia de Antofagasta y otras localidades de la región.
Antes de terminar el siglo XIX se sumaron las aguas de Polapi. No obstante el aumento del caudal, en 1911 el aporte fluvial se tornó insuficiente. Con un promedio 1200 toneladas diarias llegadas del interior, el consumo había aumentado considerablemente, como consecuencia del desarrollo de la industria salitrera. Las condensadoras de agua con un total de 400 toneladas diarias, se sumaron al abastecimiento.
La decisión del Estado de mantener los precios sin variaciones, provocó el colapso. El valor de $1,40 el metro cúbico, se mantuvo por espacio de 60 años, pese al aumento de los otros productos. No era bien visto alzar el precio del agua. Hacia 1940 se hizo evidente la falta del líquido. Se constató una carencia de 2000 metros cúbicos diarios para cubrir la demanda. Fueron tiempos de angustia. Para administrar el déficit, hubo necesidad de racionar el suministro. Las especulaciones en la venta llegaron a límites increíbles. La angustia duró una década. Sólo en 1958 llegaron a la ciudad las aguas de la bocatoma de la nueva aducción de Toconce.
En los años siguientes la captación de nuevas vertientes ha permitido un suministro satisfactorio. En 1972 se inauguró Lequena. Dieciséis años después entró en funcionamiento la aducción de Quinchamale. Esto permitió captar un total de 1350 litros por segundo, de los cuales 800 se consumen en Antofagasta.
Hoy el futuro se puede mirar sin temor, junto a las aguas fluviales se suman las producidas por plantas desaladoras de agua de mar, una solución sustentable que al igual que las aguas cordilleranas, entregan suministro de calidad a la población.
Aporte histórico de Floreal Recabarren R.
Le invitamos a revisar:
Trailer documental: Agua, la Conquista en el desierto más árido del mundo.
Libro: Historia del agua en el desierto más árido del mundo
