En el caso particular de las reparaciones, mantenimiento y conservación de las instalaciones de los servicios sanitarios, hay responsabilidades que corresponden a la empresa y otras que corresponden a los clientes. A continuación explicamos cuál es el límite dónde terminan las obligaciones de nuestra empresa y dónde comienzan las obligaciones del cliente.
Como se indica en el esquema, nuestra empresa tiene la obligación de mantener y reparar las redes públicas de agua potable, y parte del arranque domiciliario o conexión a la red de distribución. El límite se ubica en el segundo varal del medidor, antes de llegar a la llave de paso. A contar de la llave de paso, es el cliente quien debe preocuparse de que las instalaciones funcionen de manera correcta.
En cuanto al medidor, la empresa es responsable de su mantenimiento y renovación sólo cuando este aparato haya cumplido su vida útil, o haya sufrido desperfectos no atribuibles a la acción de personas. De comprobarse la acción intencionada o negligente de terceras personas, será el cliente quien tenga que hacerse cargo del costo de la renovación del medidor.
En lo referido a las instalaciones de alcantarillado, nuestra empresa es responsable del mantenimiento, conservación y reparación de la red pública de alcantarillado y de la unión domiciliaria, tal como se indica en el diagrama.
La unión domiciliaria comienza en el punto donde la tubería que la conforma se inserta en el colector de aguas servidas, y termina en el punto donde nace la cámara de inspección domiciliaria. El cliente es el responsable del mantenimiento y reparaciones de esa cámara, incluida la reposición de la tapa en caso de que ésta se quiebre.
No obstante lo anterior, el cliente también es responsable del mantenimiento, reparación y renovación de la unión domiciliaria, cuando ésta sufra alteraciones o daños producto del mal uso de las instalaciones domiciliarias de alcantarillado.